La Sombra Que Albergo

A lo largo de nuestra existencia nos encontramos con hechos impredecibles que nos llevan necesariamente a cambiar y renacer. Una y otra vez nos enfrentamos a esta renovación, dejando trozos de nuestra vida en el incierto camino. Con cada cambio un nuevo ser se despierta y comienza su peregrinar en ese inevitable fluir del que somos parte. Dejando atrás lo que ha sido se enrrumba -algunas veces consiente y otras muchas sin saber- hacia su nuevo destino, horizonte que imagina y que persigue con ansias renovadas, ahondando aún más en el sinuoso curso que lo llevará sin remedio hasta un nuevo perecer, reanudando así el infinito ciclo de nuestros pasos. Estos poemas hablan de esos ciclos, de cada parte de ser que vamos dejando en nuestra ruta, de lo que anhelamos y de lo que perdimos, de la soledad y el silencio, de las quimeras y de lo cruda que puede ser la realidad muchas veces. Hablan de los duelos y la muerte, pero no solo de esa muerte biológica e inevitable que nos convierte en cenizas, sino también de esas pequeñas partidas cotidianas, esas que llevan la imaginación a lugares extraños, sitios en los que a veces no existen ni la lógica ni los sentidos y que están más allá de la frontera física de la muerte misma. Veintiún poemas que nacieron como compañeros secretos de mis viajes y que hoy finalmente ven la luz en esta pequeña recopilación.