Verde Albahaca

Cuando mi madre empezó a olvidar su propia historia, sentí la necesidad de registrar sus recuerdos. Pretendía dejar por escrito las narraciones de esa mujer que no hablaba mucho, pero que era una excelente contadora. Quise rastrear en las ideas que le había transmitido mi abuela, republicana y feminista. Ideas atípicas para su tiempo. En una época en que las niñas eran instruidas en las tareas domésticas, mi madre no nos dejaba acercarnos a los fogones. Nos decía que estudiásemos para labrarnos un futuro profesional; que, además, las mujeres que no saben hacer nada de la casa son las que salen mejor paradas. Mi objetivo se desdibujó al escribir los recuerdos de una discusión que había presenciado en mi infancia. El relato adquirió vida propia, dando origen a Quién trae el dinero a casa, que acabó siendo un homenaje a mi madre y a mi padre: dos personas extraordinarias que no consiguieron armonizar su vida en común, pero adelantadas a su tiempo, que fomentaron mi autoestima y sembraron en mí la semilla de la autonomía personal. Otras anécdotas o historias contadas por mi madre se cuelan en las vidas de las protagonistas del resto de relatos, que conforman este libro. Estas mujeres nos cuentan lo más íntimo de su existencia: sus sentimientos y anhelos; su dicha y su sufrimiento, casi siempre a causa del desamor, de la violencia ejercida por sus hombres. Mujeres que nos enseñan a superar situaciones adversas, a rebelarnos contra los mandatos de género.