Risala a la Mejor Amante

La Risâla que aquí canta, transita por un profano camino a lo sagrado, porque para el autor no hay nada más prístino y excelso que su amada y los territorios que la constituyen y exaltan. A explorarlos se ha dado en estas inspiradas palabras, en cuya música se mezclan, con una exquisita alquimia y un dominio magistral del idioma, la poesía, el amor y el erotismo: "El prodigio ocurrió en el dulce preludio que me llevó a conocerte. Como dos chiquillos subimos la cuesta del día hasta llegar a la soberbia muralla. La luna acariciaba con su mano blanca las almenas. El río sonaba sus guijarros en la guitarra del agua. El azahar vagaba suspendido en el aire. Y seguimos el camino que nadie encuentra si vuelve sobre sus pasos, porque en esta ciudad ningún viajero lo ha recorrido dos veces, ¡así es de profunda y misteriosa! Los trenes asomaban tras las tapias sus silbatos de humo. Las aceras cerraban sobre nuestros pasos sus vitrinas. Abrazada a mí, derretida cual la cera en la llama, fue tu íntimo quejío un suave ardor bajo tu falda."