Siempre Estara en Ti

Una noche, varios meses después de haber arribado a Cuba, llegando a una fiesta de la familia Cendoya en el hotel Sevilla en La Habana, Luis vio a María. Por un momento borró todo lo que había a su alrededor, solo la veía a ella. Posiblemente las lecciones de arte de Amelia habían servido y permitieron que el contraste de colores de María lo hipnotizara. Había olvidado lo hermosa que era o quizá el trópico le sentaba bien. Estaba más hermosa que en París. Llevaba puesto un vestido ceñido totalmente blanco. Tenía los labios pintados de un rojo intenso que contrastaban con su pelo y sus ojos negros. Ella notó la mirada, y los dos quedaron atrapados en los ojos del otro por unos segundos. Luego ella continuó con su grupo como si nada hubiese sucedido.