Coleccion #114

UN ABRAZOEnhebro mi Colección número ciento catorce, y la he titulado CUARENTENA... Es obvio que, si mis escritos son hechos de un ochenta por ciento por lo que voy viviendo, le dé a esta ese nombre a consecuencia de la pandemia. Darse un abrazo hace unos tres meses atrás era muy normal; ahora ya no estoy tan seguro como será en los tiempos venideros, aun con tanta necesidad de este. Las muestras de amor en sus diferentes facetas esenciales se manifiestan con un fuerte abrazo. No concibo ver a un familiar o amigo y no poderlo abrazar. Es insoluble la manifestación y absurdo este proceder humano. Lo que haya sido o lo que provocó esta hecatombe invisible, ha afectado a la humanidad entera, creando todavía más inseguridad y desconfianza entre nosotros mismos. No podemos acercarnos ni a los hijos y darles sus besos y apretones de cariño, por esta situación infrahumana. La inconciencia humana nos va borrando de a poco lo más básico del Existir, lo ideal sobre la vida y como requerir de un instinto inexplicable o inclusive, prescindir de un acto tan tierno como el intercambiar abrazos. Hasta eso nos han quitado estos malévolos y escorias de sinagogas diabólicas, que utilizan sus experimentos científicos con ratas y macacos para luego ponerlos en práctica contra su misma especie. Ahora mismo falta un abrazo entre nosotros por culpa de todos estos criminales e irresponsables... Y, ¡será Dios el que ponga el punto final a esta divergencia maléfica! ¡Amén!